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Los mayores misterios de Madrid

Madrid supera los tres millones de habitantes, una cifra alta pero que alberga muchas historias en su interior, lo cual no nos debería de sorprender. La inmensa cantidad de fantasmas, misterios, puzles mentales y seres sobrenaturales que parecen hacer acto de presencia en algunos de los lugares más famosos de la capital de España, parece existir también en esta misma proporción.

Cientos de presencias e historias de misterio que pondrían los vellos de punta a la mismísima Mary Shelley o, incluso, al patrio Iker Jiménez. Niños que lloran tras ser asesinados por sus padres, estaciones de metro abandonadas, un duende que cambia las flores de color o cadáveres desaparecidos son algunas de las claves para adentrarse en el mundo de los misterios y fantasmas de la ciudad de Madrid.

Misterios de Madrid

El metro, ese transporte maldito

El recorrido del metro de Madrid cumplirá, en 2019, la friolera de su primer centenario y lo hará rodeado de misterio y muerte a su alrededor. Algunas de las historias que se cuentan sobre ello comienzan con el llamado Andén Cero.

Se trata, ni más ni menos, de la antigua estación de Chamberí que, con menos de cuarenta años de vigencia, fue abandonada en 1966. La decisión fue tomada por la cercanía a otras dos estaciones (Iglesia y Bilbao). Este hecho no ha de despertar curiosidades por sí mismo si no fuera porque la decisión se tomó de un día para otro, dejando todo tipo de decoración, asientos o carteles impolutos en el lugar. Durante algún tiempo, los trenes pasaban sin realizar parada alguna, convirtiéndose en una verdadera estación fantasma. Los valientes se atreven a visitarla ya que, desde 2008 es un museo llamado Andén Cero.

Un poco más en el centro, en plena zona de Lavapiés, la estación de Tirso de Molina es de las más antiguas de la línea 1 del metro. Sin embargo, es más que probable que los cientos de pasajeros diarios de esa zona desconozcan que se encuentra en el Convento de la Merced. Foco de la desamortización de Mendizábal, el convento fue abandonado en 1834. Pero está claro, los siglos de vida y la muerte de estos monjes no se desvanece tan rápido como ocurre cuando se cambia el nombre una plaza. Los rumores de que, mientras se construyó la estación aparecieron cientos de esqueletos de los habitantes del Convento y que se colocaron en las paredes para continuar con la obra resultan, como poco, escalofriantes. En ocasiones, puede escucharse en la estación de Tirso de Molina ruidos extraños. Todo un misterio, o así podemos entenderlo.

Casi en los años sesenta, y alejados de la parada de Tirso de Molina -aunque en la misma línea ferroviaria-, fueron varias las mujeres que sufrieron los ataques del llamado Loco del Bisturí. El hombre fue apodado de este modo por llevar consigo esta herramienta, propia de la cirugía, con la que realizaba cortes rápidos y muy precisos a diferentes mujeres en las nalgas. Además, ellas no sentían nada hasta ver la sangre que recorría sus piernas, por lo que se sospecha que utilizaba algún tipo de anestésico con ellas. Nunca se supo de su verdadero nombre, aunque sí que era evidente que se trataba de alguien con mínimos conocimientos médicos. No se llegó a atrapar en ningún momento: ¿Un maestro del escapismo y de las fugas como Houdini?

La joven del pie vendado es un mito más reciente. Esta cuenta la historia de una chica rubia, joven, que esperaba que alguien la ayudase a bajar la escalera de la entrada del metro. Cuando un hombre se mostró voluntario a bajarla en bazos y la condujo al mismo vagón en que él iba, la joven se bajó antes de tiempo e hizo ademán de tirarse a las vías. Tras esto, simplemente desapareció en el aire, sin más rastros de su presencia.

Otra leyenda actual nos cuenta la historia de una mujer que, en el último tren del día, solo iba acompañada en todo el vagón por dos hombres y una mujer, sentada frente a ella y que la miraba fijamente. En ese momento, uno de los hombres se levantó, corrió hacia ella y le rogó a la joven que se bajase en la siguiente parada. Le hizo caso y entonces le explicó que él era médium y que, la mujer que la miraba fijamente, estaba muerta.

Desde luego, el último tren siempre viene con una gran carga de misterio. Así que, si se te pasan dos trenes de la línea 5, no vayas a subir al tercero. Aseguran que es un tren fantasmal y que, quien se aventura a subir (bien por prisa, bien por valor) no dejará de escuchar lamentos, gritos y puede que alguna que otra acción del más allá.

Fantasmas castizos

Pero, más allá de las presencias y ruidos extraños en el metro de Madrid, lo más relevante y conocido de la capital española, son sus leyendas. El Palacio de Linares lidera por excelencia estas historias. Con nombre propio -como muchos de ellos- Raimunda es la protagonista de los llantos que se escuchan constantemente en el Palacio de Linares. Ella era hija de la cigarrera de Lavapiés, de origen humilde que se casó con el marqués José de Murga cuyos padres no parecían estar muy de acuerdo con el matrimonio, pese a haber muerto años atrás. Sin embargo, cuando se enteran de que Raimunda es en realidad la hermanastra bastarda de José deciden matar a la hija de ambos y enterrarla en el Palacio de Linares. Llora, a veces, por las noches para mayor terror de los viandantes, que pueden asegurarse de su existencia con frecuencia ya que el Palacio de Linares se encuentra entre el Paseo de Recoletos y la calle Alcalá.

El anteriormente conocido como Hospital General de Atocha y actual Museo Reina Sofía no es un lugar que se quede atrás en cuanto a misterios. Por su anterior uso, los muertos caminan entre los pasillos, y numerosos guardas han comentado que les han escuchado caminar y gritar. Presencias y todo tipo de fenómenos son algunas de las historias que nos cuentan, así como alarmas que se encienden repentinamente sin que nadie las haya activado o puertas que se abren y se cierran solas. Quienes han tenido la “suerte” de hablar con él dicen que se llama Ataulfo.

Por su parte, la Casa de las Siete Chimeneas (situado en la Plaza del Rey) también tiene su particular fantasma, se trata de la mujer del capitán Zapata. Muy enamorado de su esposa, Elena, todo parecía ser perfecto entre ellos hasta que él fallece durante la guerra de Flandes. Muy poco después, el cadáver de ella aparece en la casa, concretamente en el dormitorio, sin saber qué le ha sucedido. De hecho, jamás se aclararon las causas del fallecimiento de la viuda del capitán Zapata así como dónde se encuentra su cadáver, que desapareció sin dejar rastro. Se dice que, desde este suceso, el fantasma de una mujer camina entre las siete chimeneas del tejado del edificio.

Mayores misterios de Madrid

Más tarde, un matrimonio de conveniencia entre un anciano y su esposa joven, de quien se decía que había sido amante del rey Felipe II, se mudó justo tras la boda de ambos a la Casa de las Siete Chimeneas. Entonces, en la misma noche de bodas, la esposa se suicidó. Se asoma cada noche, desde entonces, a los balcones de la casa haciendo sonar unas monedas, presunto regalo de Felipe II, e incrementando el misterio de la Casa de las Siete Chimeneas.

Pero, si hay una historia de misterio y rarezas en toda la ciudad de Madrid es la de la construcción de la Casa de Correos. En la segunda mitad del siglo XVIII (concretamente en 1768) Carlos III, por aquel entonces alcalde de Madrid, decide construir este edificio. Para ello el Rey encarga el proyecto a un arquitecto francés llamado Jaime Marquet, un hombre que contaba con una fama bastante negativa como profesional, por lo que se desconoce las razones que llevaron al rey a elegirlo a él.

Justo cuando comienzan las obras, el demonio en persona se les aparece a los albañiles que se encontraban realizando sus tareas y les dice dos cosas: la primera es que el edificio está maldito y, la segunda, que, por lo tanto, pasaría a las manos de su nuevo propietario: él mismo. Como es de esperar, los obreros se negaron a continuar trabajando para construir el edificio de Satanás e, incluso, el propio jefe de obra decidió poner en conocimiento de la Inquisición la revelación que habían sufrido sus trabajadores.

Una historia más triste es la del hombre sin cabeza de la Iglesia de San Ginés. Lejos del misterio y los asesinatos del conocido como el Jinete sin cabeza o La Leyenda de Sleepy Hollow (relato del escritor Washington Irving) el caso del hombre decapitado, en Madrid, cuenta la historia de un grupo de bandidos que asesinaron a un hombre de este modo. De este modo, para burlarse de él, colocaron la cabeza del muerto a los pies de la Virgen de la Iglesia de San Ginés. Desde entonces, y en la calle Arenal (donde se sitúa el lugar sagrado) el cadáver asusta de vez en cuando a los viandantes, pero sin provocar mayor daño.

Misterios sin resolver

Situado en la Gran Vía, el gran edificio del gigante de la telefonía llamado Edificio Telefónica también alberga sus secretos. En concreto son muchos los trabajadores de la empresa que afirman haber visto a un fantasma entre algunas de las plantas de edificio que, simplemente, se encuentra allí. Goyito, que es como se llama, no asusta, pero, desde luego, tiene un gran gusto a la hora de elegir el lugar en que aparecerse.

Un poco más alejada del centro, en la calle Segovia vivía Catalina González, una mujer de belleza inmensa y que gustaba de provocar a los hombres saliendo diariamente a su ventana y llamándolos con una pandereta en la mano. La Panderetera, que es como la llamaban, apareció un día muerta para mayor mal de los personajes masculinos de la zona que, según cuenta la leyenda, la lloraron durante días provocando así la envidia de sus esposas y novias. Sin embargo, La Panderetera sigue apareciendo por su ventana casi diariamente, llamando la atención de todos los hombres que encuentra pese a haber fallecido hace muchos años ya.

Cerca de esa zona, en El Rastro se encuentra un fantasma también. Se trataba de un señor que trabaja la piel que vendía sus productos en esta zona de mercadeo. Un día, trágicamente, murió accidentalmente en la carretera de la Ribera de Curtidores, aunque nunca se tuvo seguridad de que fuera él. Quienes sí que afirmaban que se trataba del curtidor de pieles son aquellos vecinos de Calle Santa Ana a quienes se les presentaba con frecuencia sin dejarles hacer sus tareas diarias.

Por supuesto, un edificio tan emblemático como el Palacio Real no puede haber sobrevivido tantos años sin historias a sus espaldas. Concretamente durante el periodo de residencia de los reyes entre 1738 y 1764 fueron muchos los obreros que decían haberse asustado. Concretamente, quienes podían explicar la visión de ellos, decían que eran una especie de formas a medio camino entre demonios y fantasmas, que escalaban por los muros que estaban frente al Campo del Moro. Al propio rey Felipe V le llegaron estos rumores que, incomodado, ordenó a varios guardias armados que revisasen los trabajos durante la noche. La idea era controlar a estos presuntos seres y conseguir que se tranquilizasen los obreros que se encontraban tan asustados. Sin embargo, de muy poco sirvió ya que continuaron negándose a trabajar por miedo, hasta que consiguieron que un sacerdote apareciera en las obras y bendijera al personal y el lugar con agua bendita. Solo entonces accedieron a continuar con el trabajo.

Por último, un personaje divertido a quien se le tiene hasta una estatua es el Duende del Retiro. Un ser que arreglaba, mejoraba e incluso cambiaba de color la vegetación del Parque del Retiro cada mañana en Madrid, para mayor locura de Felipe V, que ya no sabía cómo enfrentarse a este ser mágico.

¡Tras todas estas historias, debemos ir vigilando las calles y lugares de Madrid!

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